La actividad física moderada ejerce una acción directa sobre el sistema inmune estimulando la defensa natural del cuerpo, protegiéndonos frente a infecciones, evitando enfermedades crónicas y retrasando el envejecimiento. Veamos cómo lo hace:
Por un lado, actúa directamente sobre las células que están a cargo de tu sistema inmune. Los glóbulos blancos pueden ser bastante sedentarios, y al ejercitarse se aumenta el volumen de los capilares y la frecuencia cardíaca bombeando más sangre a todo el cuerpo. Lo anterior hace que se despeguen de las paredes vasculares donde se encuentran en reposo para llevarlas por todo el organismo y se potencie la acción inmu-vigilante.
Comienza un programa de ejercicios o continua con tu rutina actual. Procura que sea una actividad que disfrutes, ya que esto disminuye el estrés que es otro factor que afecta tu sistema inmune.
Los beneficios del ejercicio son válidos para cualquier edad, mantente activo, vigila tu alimentación y duerme lo suficiente. Tu salud es lo más valioso que tienes.
La práctica del yoga enseña técnicas para llevar a cabo con éxito una respiración diafragmática y así ir mejorando progresivamente la respiración abdominal, estabilizando la zona lumbar y fortaleciendo el suelo pélvico.