ejercicios para personas con hernia

Ejercicios para personas con hernia: Protege tu core y muévete sin miedo

¿Qué tienen en común Dwayne “The Rock” Johnson y Jason Momoa, además del mundo del entretenimiento? Los dos han enfrentado algo que muchas personas sobrellevan en silencio: una hernia abdominal, condición que no ha evitado que sigan incluyendo ejercicios físicos en su rutina.

Ellos son la prueba de que la clave está en saber elegir prácticas que se adapten a cada condición. Por eso, entender cómo se produce una hernia, y cómo prevenirla o manejarla, es fundamental para moverse de forma segura e inteligente.

¿Qué es exactamente una hernia?

Una hernia ocurre cuando una parte del tejido, grasa o incluso un órgano interno se desliza a través de una abertura o debilidad en la pared abdominal, formando un bulto visible. No siempre duelen, pero pueden generar molestias, presión o sensibilidad, especialmente al toser, reír, levantar peso o incluso al hacer un mal movimiento.

Aunque el levantamiento de pesas suele tener mala fama como detonante de su aparición, lo cierto es que el verdadero origen puede estar en debilidades preexistentes del abdomen. Es decir, si las personas hacen ejercicios intensos, esto puede contribuir con la aparición de una hernia, pero también lo puede hacer algo tan simple como un estornudo fuerte o el estreñimiento, cuando hay debilidad abdominal.

¿Las personas con hernia pueden hacer ejercicios?

Con la aprobación de un médico, es posible trabajar bajo ciertos parámetros: sin carga axial, sin sobreesfuerzos. De esta manera, podrán desarrollar un core fuerte, flexible y funcional, sin movimientos explosivos ni cargas excesivas.

En estos casos, prácticas como el Pilates, que fortalecen la musculatura profunda del abdomen, mejoran la alineación y la conciencia corporal, pueden convertirse en tu mejor complemento.

Tres prácticas para ejercitarte con confianza

  1. Calienta siempre: preparar el cuerpo antes del esfuerzo mejora la circulación, oxigena los músculos y reduce el riesgo de movimientos bruscos o descoordinados que podrían aumentar la presión abdominal. Por esto somos tan insistentes en la importancia de no perder los minutos de calentamiento.

  2. Respeta tus límites y cuida la forma: más peso no siempre significa mejores resultados. Si tu cuerpo está forzado desde la primera repetición, probablemente estás yendo más allá de lo recomendable. Lo mismo ocurre con la postura: trabajar con control, respiración coordinada y precisión reduce la presión innecesaria sobre la pared abdominal. Calidad sobre cantidad.

  3. Escucha tu cuerpo: “no pain, no gain” es una frase que tiene sus límites. Una molestia leve puede ser señal de esfuerzo, pero el dolor agudo es una advertencia clara. Saber cuándo detenerte no es signo de debilidad, sino de conciencia corporal.

Pilates, una opción consciente para entrenar cuando tienes una hernia

Tener una hernia, o el temor a desarrollar una, no debería ser sinónimo de inmovilidad. Todo lo contrario: es una oportunidad para replantear tu relación con el movimiento, dejar atrás prácticas de sobreesfuerzo y abrazar una forma de ejercitarte que sea eficiente, controlada y respetuosa con tu anatomía.

En este contexto, los ejercicios del método Pilates son una excelente opción para las personas con hernia, ya que trabaja el core desde la musculatura más profunda, sin impacto y con atención constante a la forma, la respiración y el control. Es recomendable que tu instructor sea formado en fisioterapia y que consideres comenzar tomando clases privadas de Pilates, mientras aprendes a dominar el método.

Que las personas elijan estudios de Pilates con buena trayectoria y sigan la supervisión de un médico especialista cuando tienen una hernia puede marcar la diferencia entre vivir con limitaciones o avanzar con seguridad. 

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